Si fuera necesario escoger un color para describir este camino sería sin duda el verde esmeralda.

Una ruta única donde el caminante acompaña constantemente la levada, rodeado de la vegetación frondosa y variada, aunque el cedro se destaque en muchas zonas.

Existe un mirador, a partir del cual se puede admirar la grandeza de las montañas que rodean esta zona y, en el fondo, la Ribeira da Janela. Es impresionante como la neblina puede aparecer tan rápido como desaparece, ofreciendo excelentes paisajes para fotografías verdaderamente únicas.

La madre de la levada es el colmo de la belleza de este camino. Las caídas de agua forman una laguna de agua pura y cristalina, en una zona bañada por el sol en días de buen tiempo. Un local único que tiene mucho más para ofrecer de lo que aparenta. Relájese o suelte su espíritu aventurero y adéntrese por el camino para descubrir más tesoros escondidos.